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  • Introducci n El presente art culo pasa revista a la

    2018-10-26

    Introducción El presente artículo pasa revista EPZ-6438 la relación entre EPZ-6438 el cambio estructural iniciado a mediados de la penúltima década del siglo xx y los cambios en los patrones migratorios de México desde esa fecha hasta los primeros quince años del siglo xxi. En nuestra opinión, es posible dividir estos treinta años en cuatro subperíodos: el inicio del cambio estructural y la primera generación de reformas (1986-1994); la profundización del cambio estructural (1995-2000); el agotamiento del impulso inicial de las reformas (2001-2007) y los efectos de la crisis internacional y la segunda generación de reformas (2008-2015).
    El fin del milagro y el viraje en la estrategia de desarrollo Entre 1933 y 1982 la economía mexicana creció a una tasa anual promedio superior a 6% anual. Durante este mismo período se operó una gran transformación: México pasó de ser predominantemente rural a convertirse en un país mayoritariamente urbano. El incipiente desarrollo industrial iniciado en el siglo xix y que había recibido un primer estímulo importante durante el régimen de Porfirio Díaz (1877-1911) recibió un renovado impulso con la Segunda Guerra Mundial, primero de manera espontánea y al término de la misma como parte de una estrategia de fomento a la industrialización acordada por el Estado y los empresarios. No es ningún secreto que esta etapa de desarrollo correspondió también a un período de autoritarismo político, con un régimen de partido único organizado a partir de un entramado corporativo, que logró acuerdos básicos para impulsar un estilo de desarrollo protegido y con una importante participación del Estado en la economía. A pesar de la acumulación de desequilibrios estructurales que vistos en retrospectiva permiten explicar el estallido de la crisis económica de 1982, cuando en febrero de ese año tuvo lugar la primera gran devaluación del peso mexicano desde agosto de 1976 no había plena conciencia ni de la magnitud del problema ni de sus causas. Todavía en agosto de ese mismo año, cuando México incurrió en una moratoria técnica al posponer tres meses el pago del servicio de la deuda, el secretario de Hacienda se refirió a los problemas de la economía mexicana como una situación coyuntural que podría remontarse con facilidad. Sin embargo, cuando asumió la presidencia Miguel de la Madrid Hurtado, el 1° de diciembre de 1982, el nuevo presidente mexicano reconoció que el país se encontraba en una situación difícil y anunció un conjunto de medidas de austeridad que formaban parte del primer programa de estabilización aplicado por su gobierno, el Programa Inmediato de Reordenación Económica (pire), con una vigencia inicial de dos años (Tello, 2007). El nuevo gobierno tenía enfrente los efectos políticos y económicos de la devaluación, pero sobre todo, la ruptura política e ideológica dentro del bloque gobernante, propiciada por la nacionalización bancaria decidida por el entonces presidente, José López Portillo, el primero de septiembre de 1982. Fue a pancreatic islets partir de 1984 cuando comenzó a hablarse del agotamiento del modelo de desarrollo anterior en el gobierno mexicano. Este viraje ideológico en parte era reflejo de las opiniones que ese mismo año organismos internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional impulsaron en sus respectivos informes y documentos de trabajo y en su reunión conjunta de octubre de ese año, pero también era consistente con la manera de entender la economía de los nuevos cuadros dirigentes que llegaron al poder a la sombra de Miguel de la Madrid, que visto a la distancia aparece como un presidente de transición entre el anterior modelo económico y el actual (Cordera y Lomelí, 2008). La crítica de la estrategia anterior combinó un diagnóstico que desde la década de 1970 había puesto énfasis en los problemas no resueltos por la sustitución de importaciones y que era compartido por economistas de diverso signo ideológico, con una crítica más profunda y fuertemente enraizada en el pensamiento liberal en contra de la intervención del Estado en la economía, que cobró renovados bríos en la década de los años setenta con la aparición de desequilibrios macroeconómicos en la mayor parte de las economías desarrolladas, mismos que fueron utilizados para cuestionar la política económica predominante durante la segunda posguerra, basada en el amplio consenso en torno a la síntesis neoclásica.