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  • Aunque en los peri dicos y revistas de divulgaci n

    2018-10-26

    Aunque en los periódicos y revistas de divulgación hay un auge de artículos recientes relacionados con el salario mínimo es muy reciente, la literatura académica hace tiempo que comenzó mek162 abordar este tema para el caso mexicano. Dicha literatura no es abundante, pero hay ciertos resultados que de manera consistente aparecen para el caso de México. Dentro de estos hallazgos destaca el que desde finales de los años ochenta, el salario mínimo se encuentra en la parte inferior de la distribución salarial, lo que sugiere que el salario mínimo ha dejado de ser un eje de gravedad salarial en la economía mexicana (Ver Bell, 1997; ). Dado que su valor siguió reduciéndose en términos reales, para el 2000 había dejado totalmente de ser vinculante (Bosch y Manacorda, 2010; Maloney y Núñez, 2004 y Kristensen y Cunningham, 2004), situación que persistía para 2010 (). Resulta entonces que sólo una proporción pequeña, si bien no despreciable, de los asalariados mexicanos recibe el salario mínimo, y la gran mayoría percibe una remuneración superior a éste. Conclusión relevante es que no ejerce un efecto negativo sobre el empleo en la economía mexicana. De los estudios señalados,Bell (1997); ; Maloney y Núñez (2004) y Kristensen y Cunningham (2004) analizaron si el salario mínimo era vinculante en el sector formal y en el sector informal. Su conclusión es que, en el caso del sector formal, el salario mínimo está lejos de ser vinculante y, una vez más que se encuentra muy por debajo del resto de la distribución salarial. En el caso del sector informal, aunque la mayor parte se encuentra por encima del salario mínimo, la “cola inferior de la distribución” se encuentra más concentrada en torno al salario mínimo que en el caso del sector formal. Este hecho es un tanto paradójico, pues las empresas en el sector informal tienden más a o eludir las regulaciones laborales, entre ellas las que conciernen al salario mínimo. La explicación más aceptada de ello es que el salario mínimo de hecho actúa como referente en las negociaciones salariales que tienen lugar en la economía informal. Otro resultado a destacar de los trabajos deBosch y Manacorda (2010); y es que el deterioro del salario mínimo en términos reales ocurrido de mediados de los ochenta a mediados de los noventa fue responsable en buena medida del incremento en la desigualdad en la distribución del ingreso que se dio en ese periodo. Ello lo explican en tanto que el salario mínimo influencia el comportamiento de los salarios en la parte baja de la distribución (Bosch y Manacorda, 2010; , yKaplan y Pérez Arce, 2006). Dicha influencia ocurre en dos sentidos. Por un lado, el salario de esa parte de la distribución del ingreso se establece utilizando al valor del salario mínimo como referencia, y en algunos casos incluso como numerario. Por otro lado, los incrementos en el salario mínimo sirven como referencia en las negociaciones salariales de otros trabajadores, y su tasa de crecimiento tendió a systolic pressure ser similar a la del salario mínimo (el llamado efecto faro del salario mínimo sobre el resto de la distribución salarial). Punto crucial, como indican Kaplan y Pérez Arce (2006), es que el efecto faro ha perdido importancia desde 1994 pues de entonces los incrementos salariales comenzaron a relacionarse más bien con la tasa de inflación pasada que con la evolución del salario mínimo. Vale la pena señalar que también a partir de ese entonces, los incrementos en el salario mínimo se vincularon a la tasa esperada, por el Banco de México de la inflación en la economía. En la medida que se dio una subestimación de dicha expectativa, los salarios mínimos tendieron a seguir perdiendo poder adquisitivo real. Dentro de la actual discusión pública sobre el salario mínimo, se ha mencionado repetidamente el tema del efecto que puede tener un alza en dicho salario sobre la inflación. Esquivel (2014) en un breve artículo pone en severo cuestionamiento dicha aseveración para el caso de un alza del salario mínimo de 67 a 83, como la propuesta por el grupo de expertos al Jefe de Gobierno. Ese tema no ha sido tratado en la literatura académica para el caso mexicano, y en general, hay muy pocos trabajos que lo han abordado para el caso de los países en desarrollo. Una reseña de literatura relativamente reciente (Lemos, 2007) sólo encontró cuatro estudios sobre el tema para países en desarrollo (tres sobre el caso brasileño y uno sobre Costa Rica). En el caso costarricense, el estudio encuentra que el efecto de un alza en el salario mínimo sobre los precios es no significativo. En el caso de Brasil, los estudios indican que un alza en el salario mínimo de 10% se refleja en un alza cercana o menor a 1% en los precios al consumidor, y que dicho efecto se desvanece en el tiempo. Es de notar que, a diferencia del caso mexicano, en el brasileño el salario mínimo sigue siendo vinculante respecto a la distribución general de los salarios. Esto permite pensar que el efecto en el caso mexicano sería menor, pues el alza en el salario mínimo no implicaría un alza generalizada en toda la distribución salarial debido a su poco poder vinculante y al debilitamiento del efecto faro. Lemos (2006) encuentra que el grado de traspaso del incremento del salario mínimo a los precios disminuye en un ambiente de baja inflación respecto al registrado en periodos de alta inflación. Esto llevaría a pensar que la experiencia mexicana de los años ochenta —con respecto a la evolución del salario mínimo y la inflación— no es ya relevante para inferir cuales son los posibles impactos sobre los precios al consumidor de un alza de 15 pesos en los salarios mínimos actuales. Una vez revisada esta literatura académica, pasamos en la sección siguiente a examinar la relación entre la productividad y el salario mínimo para el caso mexicano.